Pues sí, la vida es 2.0. Siempre lo ha sido. La web 2.0 utiliza la tecnología para tomar esa realidad y potenciarla. En cierto sentido, la web 2.0 ya es una forma de «realidad ampliada«.
Los famosos videos de la entrañable “Conchi” (o no tan famosos, ahora que veo su cifra de visitas ¿conocías el viral de Sony-Ericsson?), definen a la perfección el concepto que intento expresar en este post (no es cierto que una imagen valga más que mil palabras, pero 25 fotogramas por segundo probablemente sí ;-)).
Tras un par de generaciones educadas en la contemplación de una caja con la que no se podía interactuar, las cosas han cambiado mucho. La televisión no era (no es) de este mundo. Ahora, por fortuna, la tecnología imita a la vida. Y la amplía, haciendo que cada individuo pueda estar en constante interacción no sólo con lo más inmediato, sino a una escala global, en cualquier momento y en cualquier lugar.
En este nuevo contexto, las empresas forman parte de la Red, lo sepan o no, lo quieran o no. Dice Erik Qualman, autor del best-seller Socialnomics, que “La cuestión no es si hacemos Social Media o no, sino cómo de bien lo hacemos”. No le falta razón.
En el campo de las tecnologías de la información, el 2.0 nos pone en el camino correcto, nos reconcilia con nuestra condición de «animales sociales», pero si somos estrictos (y nos ponemos un poco filosóficos), la auténtica “novedad”, el auténtico cambio, no llegará hasta el 3.0.